La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. 1 Samuel 16:7.
A veces es necesario que alguien más nos revele lo que valemos antes de que podamos darnos cuenta por nosotros mismos. Este fue el caso de un cierto joven pastor de ovejas llamado David, quien descubrió su verdadera identidad como un hombre conforme al corazón de Dios.