Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23.
Durante el tiempo cuando se escribía el Nuevo Testamento, la escena del Antiguo Testamento había cambiado drásticamente. Habían pasado los días de los profetas y el pueblo se había vuelto indiferente hacia las cosas espirituales.