Los principales jefes religiosos odiaban a Jesús porque el predicaba contra sus pecados. Estaban celosos porque las multitudes lo seguían. Jesús sanaba a los enfermos y hasta había resucitado a varios muertos. En Jesús se habían cumplido profecías relativas al Mesías, pero aun así esos dirigentes se negaron a creer en El. Decidieron arrestarlo, acusarlo de ser un revolucionario y quitarle la vida.
Jesús enseñó que, si queremos que Dios nos perdone, debemos perdonar a aquellos que nos ofenden. El enfado es un pecado y la raíz de otros pecados. Produce amargura, crítica, odio, disputas y hasta homicidio. Mientras permanecemos aferrados a nuestros pecados, no podemos ser perdonados. Debemos desecharlos y dejar que Dios nos los quite.
Moisés fue un gran profeta y un gran líder. Sacó a su pueblo de la esclavitud y les dio las leyes de Dios. Dios mostró a Moisés que el Mesías sería también un profeta, que daría al pueblo el mensaje de Dios. El sacaría al pueblo de la esclavitud del pecado. Sería Rey de su vida y les daría nuevos mandamientos que serían su norma de conducta en la vida.
Jesús estudió la Palabra de Dios y se preparó para su ministerio. Cuando tenía doce años entendía mejor la palabra de Dios que sus maestros. Jesús amaba la Palabra de Dios y siempre la obedecía. Jesús vino a enseñarnos que, si permanecemos en la Palabra de Dios, entonces seremos verdaderamente sus discípulos, y conoceremos la verdad y seremos verdaderamente libres.
Si usted pudiera llegar a tener cualquier cosa que deseara, ¿qué preferiría? Muchos pedirían ser ricos. Otros tener salud, felicidad o una buena amistad, cosas que no se pueden comprar con dinero. Usted tal vez quisiera pedir una felicidad sin fin. Pero ¿quién puede hacer que usted viva para siempre? Sólo Aquel que lo creó y le dio vida puede darle felicidad eterna.
Jesús dijo: “Edificaré mi iglesia.” Usó la palabra ecclesia que significa “congregación llamada.” Cristo nos llama para seguirle. Nosotros dejamos nuestra antigua vida de pecado y nos convertimos en miembros del gran cuerpo de los llamados que reconocen a Jesús como su Autoridad. Esta es la verdadera iglesia. Sólo Dios sabe quiénes son todos sus miembros. Muchos de ellos ya están en el cielo.
¿Qué sucede cuando usted muere? Su espíritu deja su cuerpo físico. Su cuerpo permanece allí, ya que fue hecho para estar en este mundo. Sin embargo, usted estará siempre completamente consciente. Si usted ha aceptado a Jesucristo como su Salvador, su espíritu irá para estar con El en el cielo. Si usted ha rechazado la promesa de vida eterna, usted irá lejos de El al lugar llamado Hades o infierno.
La Biblia nos enseña que el alma del hombre está perdida, muriéndose de hambre, enferma de muerte y condenada a morir. El hombre necesita un Salvador que lo encuentre, lo alimente, lo cure y lo perdone. La mayor necesidad que usted tiene es un Salvador, porque no puede salvarse a sí mismo.
¿Qué pensaría usted de una persona que tratara de usar un sombrero de paja como olla de cocinar? ¿O una botella de vidrio como martillo? ¿O que use toda su vida antes de averiguar el propósito de ella? Hasta que no dediquemos nuestra vida al uso para el cual fue hecha, seremos como el sombrero en el fuego, o la botella usada como martillo.
Dios es el Creador, el Gobernador, y el Juez del universo. Como Creador él es Dueño de todo lo que hizo. Como Gobernador ha establecido leyes para el bien de todas sus criaturas y de su mundo. Como Juez él recompensará o castigará a cada uno de acuerdo con la obediencia o desobediencia de cada uno. Puesto que Dios es su Creador, Gobernador y Juez, usted necesita conocer la verdad acerca de él y lo que espera de usted.
