“La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece firme para siempre.” Isaías 40:8 (DHH).
¿Alguna vez se ha preguntado cómo Dios nos dio la Biblia? ¿Acaso algunos ángeles la compilaron y la dejaron, esperando que alguien la “encontrara”? ¿O acaso alguien pasó toda su vida estudiando e investigando para finalmente poder darnos sus filosofías? Dios no escogió ninguno de estos medios para darnos su Palabra.