Jesús muere en nuestro lugar

“Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” Marcos 14:36.

Los principales jefes religiosos odiaban a Jesús porque el predicaba contra sus pecados. Estaban celosos porque las multitudes lo seguían. Jesús sanaba a los enfermos y hasta había resucitado a varios muertos. En Jesús se habían cumplido profecías relativas al Mesías, pero aun así esos dirigentes se negaron a creer en El. Decidieron arrestarlo, acusarlo de ser un revolucionario y quitarle la vida.

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