Mientras los israelitas vagaban por el desierto, Dios se estaba preparando para encontrarse con ellos otra vez. Esta vez deseaba tanto que su pueblo lo hiciera bien, que decidió descender personalmente y habitar con ellos de nuevo. Su deseo de tener una relación íntima con nosotros es el palpitar de la Historia Principal: Dios anhela experimentar la vida con nosotros. Así que le dice a Moisés que había tres cosas que debían poner en práctica para que él habitara entre los israelitas.