“Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.” Hechos 4:32.
A medida que aprendemos lo que significa ser parte de la familia de Dios, comenzamos a entender lo que el plan de Dios incluye para nosotros. Nuestro deseo de ser parte de la obra de Dios sigue creciendo y nos da un propósito común que nos une con otros creyentes, y descubrimos la importancia de congregarnos y aprender a trabajar juntos.