«No se asusten –les dijo–. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron». Marcos 16:6.
Pensarás que matar a Jesús había sido suficiente para los líderes religiosos que se sentían amenazados por él. Que arrestarlo, juzgarlo por falsos cargos y después colgarlo en una cruz pondría fin a sus preocupaciones acerca de este pequeño movimiento de gente que creía que Jesús era el Mesías largamente esperado.